La reciente noticia sobre la situación del joven gimnasta de doce años Juan Pérez refleja una situación ciertamente contradictoria en nuestra sociedad; se establecen como valores válidos, valores a proteger y desarrollar la igualdad de género, la superación de los estereotipos, la coeducación… y les consideremos llave en una sociedad moderna y democrática. Pero al mismo tiempo hay algunos ámbitos de esta sociedad, tan destacados e influyentes como en este caso el mundo del deporte, que no parten de esta premisa en numerosas ocasiones. (Noticia de «Laso Províncias»)
Esta tesitura puede ser razonable en una concepción del deporte de alta competición, del deporte de élite, pero tiene poco sentido a nivel de iniciación deportiva, de formación deportiva y deporte escolar, entendido como lo hace Domingo Blázquez como todo deporte que realiza un individuo dentro y fuera de la escuela, en edad escolar.
Como poco, situaciones como la del niño Juan Pérez y la imposibilidad de competir en el deporte que él ha elegido por una cuestión de sexo, transmite la imagen a los nuestros niños, niñas y jóvenes que hay deportes para chicas y deportes para chicos y fosiliza la creencia de que esta situación es acertada.
El sistema educativo, igual que muchos otros ámbitos, trabaja por desterrar ciertas visiones androcéntricas y sexistas de las relaciones y del funcionamiento social. El campo de la educación física y el deporte, desgraciadamente mucho influenciado y mediatizado por el deporte de élite y el deporte espectáculo, transmitidos desde los medios de comunicación de masas, y por la desigualdad en los modelos de referencia, ha mostrado ciertas carencias en este sentido.
El profesorado debe luchar en contra de los prejuicios del alumnado con respecto a históricos cánones de pensamiento que aducen consideraciones como «el fútbol es de chicos, yo no juego», «la gimnasia es de chicas»… prejuicios, recelos, comentarios desafortunados, miedos y convencionalismos que situaciones como las de Juan Pérez tienden a reforzar.
M.a Elena Simón, experta en análisis de género señala que la escuela es «una pista de innovación relacional» y la defiende como «ámbito de desarrollo de la idea de equivalencia y cooperación entre sexos» pero sin quedarse solo en el valor de la igualdad como discurso, sino pasar a la acción, a la práctica de la misma, como afirma la autora «…Adaptando sus modos y contenidos a una intervención decididamente coeducativa» «educación con enfoque de género y no sexista, que contenga componentes hasta ahora ausentes o con implantación muy débil y dispersa».
Un ejemplo real y concreto de esta intervención e innovación de enfoque es la creación, crecimiento y consolidación del Colpbol. El colpbol es un deporte nacido hace 12 años en la escuela a partir de un proceso de investigación en la acción con el objetivo de superar las limitaciones educativas de los deportes más tradicionales y conjugar los elementos propios del deporte con unos parámetros más educativos donde la coeducación, la igualdad, la solidaridad y la cooperación elevada al máximo exponente, son sus elementos capitales.
Es un deporte en equipo mixta e imprescindiblemente cooperativo que actualmente practican más de 3.000 escolares de la Comunidad Valenciana y otros territorios como Castilla-La Mancha, Aragón, País Vasco o Madrid.
El colpbol nace como un deporte mixto y el alumnado lo percibe como una cosa natural porque el juego ha nacido así, es inherente al mismo, y no se produce ningún prejuicio más o menos arraigado como ocurre con otras disciplinas o deportes más tradicionales y consolidados donde la separación de chicos y chicas es habitual y mediatiza la capacidad del individuo de aceptar de buen grato el juego mixto y además el indispensable y altísimo grado de cooperación, al ser un juego al primer toque, hace a todas las jugadoras y jugadores igual de valiosos e importantes.
Las «Encuentros de Colpbol», competiciones ludicodeportivas de colpbol nacidas a raíz de la introducción del mismo como un nuevo contenido en el área de Educación Física en los diferentes niveles educativos -primaria, secundaria, bachiller, ciclos formativos…- plasman en acontecimientos concretos, en los que participan actualmente más de 40 centros educativos valencianos, y constatan la validez de estos valores en una disciplina deportiva.
La colpbol da una respuesta creativa desde la práctica deportiva, más coincidente con los valores de la sociedad democrática y que aboga por la igualdad de género como un factor primordial y permite el desarrollo de calidades y habilidades deportivas sin carices de género.
Una concepción intrínsecamente educativa del deporte y un ejemplo real de que deporte e igualdad pueden y deben ir de la mano.